Comprender el Trastorno del Espectro Autista (TEA): más allá de los mitos y estereotipos
El Trastorno del Espectro Autista (TEA) sigue rodeado de mitos y concepciones erróneas que dificultan su comprensión. En este artículo, desmontamos estereotipos y exploramos qué significa realmente el TEA, desde una mirada basada en la diversidad y la aceptación.

El Trastorno del Espectro Autista (TEA) no es una enfermedad, ni algo que deba curarse. Es una forma diferente de percibir, procesar y relacionarse con el mundo. Sin embargo, a pesar de los avances en la investigación y la creciente visibilidad del autismo, aún persisten mitos y estereotipos que dificultan su comprensión. Muchos de estos prejuicios nacen de la falta de información o de representaciones simplificadas que no reflejan la realidad de las personas con TEA.
Durante años, el autismo ha sido representado bajo un modelo homogéneo que no hace justicia a la diversidad dentro del espectro. Cada persona con TEA es única, con sus propias fortalezas, intereses, desafíos y formas de comunicación. En lugar de encasillar, es necesario ampliar la mirada y comprender que el autismo no es una única realidad, sino muchas formas de ser y estar en el mundo.
Rompiendo mitos sobre el TEA
1. “Las personas con TEA no sienten emociones”
Este es uno de los mitos más extendidos y dañinos. Las personas con TEA sienten y experimentan emociones, a menudo con una intensidad que puede resultar abrumadora. Sin embargo, su forma de expresarlas puede diferir de la norma social establecida. Algunas pueden no demostrar sus sentimientos de manera convencional, pero eso no significa que no los sientan profundamente.
2. “El autismo es un trastorno infantil”
El TEA no desaparece con la edad. Es una condición neurobiológica que acompaña a la persona a lo largo de su vida. Sin embargo, la forma en que se manifiesta puede cambiar con el tiempo. Muchas personas autistas desarrollan estrategias para gestionar mejor sus interacciones sociales y su entorno, pero esto no significa que hayan “superado” el autismo.
3. “Todos los niños con TEA tienen habilidades extraordinarias”
Si bien algunas personas con TEA tienen talentos sobresalientes en áreas específicas como las matemáticas, la música o la memoria visual, esto no es una regla general. El espectro autista es amplio, y cada persona tiene habilidades y desafíos únicos. Generalizar este aspecto contribuye a generar expectativas poco realistas y puede invisibilizar las dificultades reales a las que muchas personas con TEA se enfrentan.
4. “Las personas con TEA prefieren estar solas”
No es que prefieran la soledad, sino que muchas veces las interacciones sociales pueden resultarles confusas o agotadoras. La sobrecarga sensorial, las normas sociales implícitas o las dificultades en la comunicación pueden hacer que necesiten momentos de calma. Sin embargo, muchas personas con TEA disfrutan de la compañía y desean establecer relaciones significativas, aunque a su manera.
5. “El autismo es el resultado de una mala crianza”
Este mito, ya desmentido por la ciencia, ha causado un gran daño a muchas familias. El TEA tiene una base neurobiológica y genética, y no es el resultado de la educación recibida. Culpar a los padres por la condición de sus hijos solo genera más estigmatización y dificulta el acceso a apoyos adecuados.
Cómo podemos fomentar la comprensión y la inclusión
1. Adaptar el entorno a sus necesidades
Las personas con TEA pueden experimentar el mundo de manera más intensa a nivel sensorial. Ruidos fuertes, luces brillantes o cambios inesperados pueden generar ansiedad o malestar. Adaptar los espacios para que sean más predecibles y amigables, ofreciendo alternativas como auriculares con cancelación de ruido o lugares de descanso, puede marcar una gran diferencia.
2. Respetar su forma de comunicación
No todas las personas con TEA se comunican de la misma manera. Algunas pueden hablar fluidamente, mientras que otras utilizan sistemas de comunicación aumentativa o alternativa (SAAC). Es fundamental darles el tiempo y el espacio para expresarse sin presión y sin exigir que lo hagan de una manera concreta.
3. Fomentar la aceptación en lugar de la normalización
Más que intentar que las personas con TEA se adapten a un modelo de comportamiento estándar, es importante aceptar sus diferencias y valorar su manera única de percibir el mundo. La neurodiversidad nos enriquece como sociedad y nos invita a ampliar nuestras formas de pensar y relacionarnos.
4. Sensibilizar desde la infancia
Educar en la diversidad desde una edad temprana ayuda a construir una sociedad más empática e inclusiva. Hablar del TEA en las aulas, enseñar sobre la comunicación alternativa y fomentar la convivencia respetuosa permite que los niños crezcan entendiendo que las diferencias no deben ser motivo de exclusión, sino de enriquecimiento mutuo.
5. Apoyar sin infantilizar
Las personas con TEA necesitan apoyos adecuados, pero también reconocimiento y autonomía. Tratar a un adulto autista como si fuera un niño, asumir que no puede tomar decisiones por sí mismo o limitar sus oportunidades por prejuicios puede ser tan dañino como la falta de apoyo. Es esencial encontrar un equilibrio entre ofrecer ayuda y respetar su independencia.
Conclusión
Comprender el Trastorno del Espectro Autista (TEA) significa ir más allá de los mitos y estereotipos para ver la realidad de cada persona en su individualidad. No existe una única manera de ser autista, así como no existe una única manera de ser humano. Derribar prejuicios, adaptar los entornos y fomentar la aceptación son pasos fundamentales para construir una sociedad donde cada persona pueda desarrollarse con dignidad y respeto.
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